lunes, 23 de agosto de 2010

9. BYE BYE SUMATRA

Sumatra es uno de esos sitios que creo nunca olvidaré. Pocas veces he sufrido tanto en la carretera como en partes del recorrido elegido. Es cierto que quizás he forzado un poco la máquina pero tampoco tenía otra opción. Subir esas pendientes con el peso de las alforjas me ha dejado vacío y unos cuantos kilos se han quedado en el camino. He pasado gran parte del recorrido solo con la única compañía de los ruidosos habitantes de la isla. Pero también me he curtido y he disfrutado de grandes momentos, quizás por aquello de que con sufrimiento las vistas parecen más bellas y la experiencia más gratificante.

Asociaré Sumatra al reino de las nubes, de las montañas sin ley, de selvas de cielo verde y monos cantores, de playas salvajes y aguas turquesas, de lagos mágicos y sonrisas provocadoras. Recordaré la isla por sus escasos pero excepcionales encuentros, por sus noches de cielos fosforitos y de diluvios implacables. Y por encima de todo siempre recordaré que un día pedaleé por una isla en la que todos sus habitantes parecían conocerme por un extraño y nuevo nombre: era el señor Mister.

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