lunes, 23 de agosto de 2010

5. Por la costa del Tsunami

Tengo ganas de conocer la zona del desastre. Aún recuerdo aquellas imágenes en televisión que parecían sacadas de un film de Hollywood. Sobretodo me interesa saber en qué se ha invertido el dinero y cómo se encuentra la gente después de semejante desastre. Y pronto me doy cuenta que a pesar de todo la vida sigue y que el pescado ha vuelto

La punta de la isla me trae duros días de lluvia y fuerte viento en contra. Cuando paso por Calang o por Meulaboh me sobrecoge el horizonte. Ahí se originó el terremoto y de allí vino el grueso de la ola. Estoy solo en esas playas, playas salvajes y abandonadas al castigo del tiempo. Qué sentiría la gente cuando vio que el agua era tragada hacia dentro? Yo solo deseo que lo que veo delante sea solo una tormenta veraniega. Con la fama que tengo me siento como una cerilla puede sentirse cerca de la mecha...

Si alguien tiene dinero y le gusta el surf, creo que puede ser un buen sitio para abrir un negocio. No hay nada. No hay nadie. Solo olas. Interesados contactar conmigo...y es que a río revuelto...

... ganancia de pescadores
Los búfalos de agua se adaptan a cualquier medioY evidentemente el tsunami está omnipresente. Cuando me detengo a descansar y charlo con los locales saco el tema. Y siempre oigo historias distintas, historias increíbles contadas como aquel que cuenta su paseo dominical en bici. En la costa que va de Calang a Meulaboh hay pueblos que murieron 3 de cada 4 habitantes, la población infantil quedó diezmada y se perdieron dos generaciones en muchos de ellos. El drama debió ser aterrador, no sé si en Europa lo habríamos podido digerir tan rápido
 La carretera aún no está acabada. Les quedan 100 km y creo que la están arreglando con dinero alemán. Aquí todo lo que hay en pie está levantado con dinero extranjero. Incluso hay calles que cada casa es de un país. Las viejas casas de madera han sido sustituidas por casas de ladrillo y durante kilómetros y kilómetros todas las casas son iguales, a veces solo cambia el color de un pueblo a otro...

Junto al mar la carretera serpentea y se pone cuesta arriba. Entonces te metes en micro selvas en las que te da la sensación de que eres un intruso. Hay veces que estoy completamente convencido de que un mono me va a parar y me va a decir: How are you Misterrrr! Ya tengo alucinaciones...De todas formas ya he dicho alguna vez que desconfío de los monos y creo que la desconfianza es mutua

Y antes de entrar de nuevo en las montañas disfruto de una carretera pegadita al mar...... y ya puestos aprovecho para dar esquinazo a los pocos despistados que hay por los alrededores para hacerme con una plaza hotelera en primera línea de playa. Esa tarde contemplaré con tres perros el atardecer y en cuanto se marchen las nubes trataré de contar las estrellas pero será inútil. Me quedaré dormido cuando lleve cincuenta.

1 comentario: