Sumatra, isla de nubes y palmeras...
... de volcanes...
Las pendientes son escalofriantes y en muchas ocasiones me sentiré "humillado". Porque no hay nada peor que tener que agachar la cabeza y tener que bajarme de la bici para arrastrarla en una cuesta. Pero la física es física y no hay nada que hacer contra la ley de la gravedad...
Serán días de subidas y sufrimiento constantes. Días en los que te temblarán las piernas y los brazos en las subidas y las manos al frenar en las bajadas...
Y pasaré otro viernes más en un paías musulmán. Las mezquitas indonesias están abiertas y no veo mucha predisposición al rezo en muchos de sus asistentes... . Imágenes como estas en Oriente Medio serían impensables
Y entonces la gente se libera y el mundo se abre a ellos. Empiezan a llegar turistas y de vez en cuando marcianos en bici y no están acostumbrados y te miran boquiabiertos o con preocupación...
Aceh me ofrece algo nuevo: la selva. Son carreteras oscuras ya que la vegetación te absorve pero es inolvidable. Oirla mientras pedaleas es un canto de sirenas, una música celestial. Los monos se pelean entre ellos o te gritan cuando les miras. Alguna vez veo a alguno con una lata de coca-cola lanzada por algún iluminado y me río con ellos, son unos cabronzaos pero son graciosos los cabrones. Y gran parte del recorrido vas encajonado entre la selva y el río...
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Cuando entras en las Gayo Highlands el paisaje se abre y la selva desaparece para dar paso a bosques frondosos...
... donde sentiré lo que siginifica estar solo,y disfruto de ello...
... bueno, solo no estoy. Siempre hay otros amigos que sufren menos que yo...
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... y hay otros con los que no pienso protestar cuando se me cuelan en la tienda
Y la gente que otros llaman fundamentalistas (como aquella alemana en la embajada de KL, que me puso cara de desprecio y terror ante mi idea de ir a Aceh), son trabajadores
que siempre me ofrecerán una sonrisa
cuando más lo necesito. Porque tras llegar a Takengon solo un objetivo me tiene en pie: ver el mar, llegar al llano y acercarme a Banda Aceh...Y por fin llego al mar, y lo veo, y lo huelo, y lo siento
y es entonces cuando empiezo a soñar con la playa, con el relax, con la comida, con el calor, con la cama, con posibles encuentros, en definitiva, con otro capítulo más de esta odisea que me está dejando vacío de energía pero me está llenando las alforjas de recuerdos que nadie me quitará
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espera que me coloque las gafapastas bien...creo que se comen los murcielagos, por eso los crian, como nosotros los pollos.....
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